Un sacerdote, un doctor y un Administrador de Proyectos estaban jugando golf y estaban esperando por un grupo lento de personas que se encontraban en los hoyos siguientes. En ese instante el administrador de proyectos dice:

¿Qué le pasa a esas personas?, hemos estado esperando por más de media hora, esto es una completa desgracia.

El doctor dice: Esa gente no tiene esperanza de terminar. Jamás había visto a tal muchedumbre en un campo de golf.

El sacerdote vio al cuidador del campo y se le acercó, entonces le preguntó:

¿Qué pasa con ese grupo delante de nosotros? Son muy lentos o inútiles para jugar, ¿o no?

El cuidador del campo le responde:

Claro que lo son, ellos son un grupo de bomberos ciegos que lamentablemente perdieron su visión salvando nuestro club de golf de un incendio el año pasado. Por eso nosotros les permitimos jugar gratis y por el tiempo que quieran.

En ese momento los tres golfistas guardaron silencio por un momento, inmediatamente el sacerdote con voz compasiva dijo:

“Pediré a Dios por ellos”;

“Yo pediré a un cirujano amigo mío que dé su opinión sobre su caso”, respondió preocupado el doctor;

“Yo pediré al gerente del club que sólo los dejen jugar noche” manifestó firmemente el Líder de Proyecto.