Emprendimiento, Innovación, Ambición y otras máximas, Parte 1
Por Francisco J. Barriopedro
Editor LiderDeProyecto.com
"Las empresas con ambición, tienen que competir mediante innovación" --Jordi Vinaixa
Aun con tiempos de crisis a nivel mundial, las actividades de emprendimiento, dirección de proyectos y desarrollo de nuevos productos y servicios se continúan realizando todos los días. Pero, ¿qué tan preparados y entrenados estamos para llevarlos a cabo? Nosotros, en LiderDeProyecto, retomando estrategias y conceptos de varios analistas y teóricos sostenemos que como primer paso, cualquier empresa establecida deber llevar a cabo innovación constante, tanto en productos como en planes de negocios. ¿Cuál es el motivo? Pues porque esta actividad resulta el eje fundamental la continuación de los negocios en una economía altamente competitiva y esto, por fuerza, tiene que afectar la forma en que se plantean y gestionan los proyectos a todos los niveles empresariales.
Es necesario que comprendamos que cualquier emprendimiento, es un proceso donde hemos de tomar en cuenta la oportunidad que se detectó, el modelo de negocio que planeamos seguir, la cuantificación de todos los elementos implicados, su despliegue y la implementación. Suena conocido, ¿no es cierto? Llamarlo “proceso” no deja de hacerlo un proyecto a realizar y mejorar porque si se trata de un proyecto que tiene un proceso claro, éste siempre será aprendible y mejorable.
Inspirados en una plática reciente que sostuvo en Buenos Aires, Argentina , el académico y conferencista Jordi Vinaixa, Director académico del Instituto de Iniciativa Emprendedora de ESADE— aquí presentamos la primera parte de una serie artículos que LiderDeProyecto.com propone como una suerte de “máximas” para que una empresa pueda hacer proyectos con miras al crecimiento tanto de su negocio como de campo de influencia, empleando nuestra experiencia y los puntos de la interesante charla.
Comencemos pues y esperamos su retroalimentación, apreciados Líderes.
1.- La tecnología está cambiando las formas que hay para relacionarse y hacer negocios
Las barreras de entrada son bajísimas y mucha gente se está animando a hacer cosas. Los jóvenes no tienen restricciones, ni mentales ni de ningún tipo, para hacer propuestas novedosas. Algunas son buenas y otras espectacularmente buenas. El otro reto es cómo las corporaciones van a gestionar esto. Las empresas, sobre todo las que tienen una ambición importante de crecimiento, tienen que competir mediante la innovación y plasmarla en nuevos negocios.
2.- Esto sucede y aplica sin que importe el tamaño de la compañía
Como lo leen: no importa el tamaño de la empresa. Aquí es donde se plantea una de las contradicciones más interesantes a nivel de la mercadotecnia y la dirección: tenemos que aceptar y comprender que si no renovamos nuestra oferta de productos y servicios, terminaremos cerrando. No existe otro resultado posible. Se acabaron los caballos de carrera larga y las resistencias estoicas. Quien no se adapta —y adaptarse es innovar, renovar o evolucionar—, terminará por desaparecer. Entonces, esta renovación implica que nos comprometamos a hacer todo lo necesario para sea distinta de lo que estamos haciendo actualmente. Sine embargo, no sólo se trata de cambiar por cambiar. Este proceso tiene un final a corto, medio o largo plazo y el proyecto debe dejar muy claro cada uno de ellos desde el principio.
3.- Cómo llevar a cabo esta renovación
Lo primero que tenemos que considerar de manera muy seria y realista es que, si queremos innovar de forma radical, es seguro que en algún momento cometeremos una equivocación. No hay que desanimarnos ni tirar por la borda todos esos grandes proyectos que comenzamos a formular cuando comenzamos a leer este artículo; hemos de entender que se trata de algo inherente al hecho de iniciar algo completamente nuevo. Tenesmo que dar lugar al y tolerar el error bien intencionado. Un caso muy fácil de comprender es el de una gran corporación que viene trabajando con modelos de negocio que funcionan y están cimentados en la tradición y los procesos probados. Además cuenta con un grupo de personas que sabe cómo desarrollar ese negocio y, por ende, consigue ganar mucho dinero.
De esta manera la podríamos catalogar como una empresa que, a simple vista, es rentable. Por otra parte está una serie de proyectos novedosos, pero con futuro incierto. Siendo realistas, sabemos que algunos de ellos no van a funcionar y nos resultaría imposible proyectar su rentabilidad porque carecemos de un histórico para guiar nuestras decisiones. Así que ante esta situación como empresarios y/o directivos, al momento de repartir los presupuestos de inversión para el ejercicio próximo, ¿dónde deberíamos asignar el dinero? Habrá quien no lo dude ni un segundo y se quede con la seguridad que le dan los negocios maduros. Pero permítanme poner el contrapunto de este modo: si sólo nos mantenemos en la línea probada para nuestros proyectos establecidos, corremos un riesgo muy alto porque todos los productos —igual que los proyectos— tienen un ciclo de vida y cuando se cumpla, el negocio caerá porque todas las cosas buenas siempre llegan a su fin, tarde o temprano.
Así que, ¿qué sucederá con nuestra empresa de visión tradicionalista y negocios probados cuando el tiempo de vida de estos se termine? Recuerden que las mesas de apuestas se cierran y no podemos retractarnos de la reacción instintiva o nuestra respuesta a priori. Poner todos los huevos en una sola canasta, aun cuando ésta parezca más sólida y segura, es una invitación al desastre —o al menos a una crisis potencial que pudimos sino evitar, si mitigar su impacto. Con esto último, me vienen a la mente las imágenes de los inevitables terremotos o inundaciones que vemos cada año, y como se extiende la idea que aboga por la creación de “edificaciones reactivas”.
4.- Ante la mención de los tamaños de las empresas, ¿una pyme sería más flexible para gestionar procesos de renovación?
Sobra decir que no hay mucho lugar a dudas acerca de que una pyme tiene mejor capacidad de adaptación que un conglomerado transnacional. Al menos desde mi punto de vista y en concordancia con lo que expuso Jordi Vinaixa en Barcelona. Y todo porque se trata de una cuestión de procesos: en una empresa de mediano tamaño, las decisiones pueden tomarse de manera mucho más rápida y, por esta razón, el despliegue de una nueva actividad toma lugar más pronto. El verdadero reto siempre estará en encontrar formas para hacer que una gran corporación sea mucho más flexible.
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